viernes, 13 de junio de 2014

En la calle

Que hace frío. Que siento el pelo sucio. Que acabo de corroborar que me he vuelto pseudo alérgica a la palta. Que este año las cosas no han parado de cambiar y que he tenido que saber adaptarme por las mala. Ufff! Puedo decir veinte mil cosas, desde ese día que me quedé callada, dejando junta la puerta de este blog.

Sobrexponerse nunca ha sido mi fuerte. Sobre todo después de un puñado de años que me han demostrado que soy de naturaleza realmente tímida.

Pero algo pasó, y quise sentarme acá en  Apoquindo, sola, sin mucho que querer contar, actualizar la app de blogger y tomar desesperadamente este lápiz virtual, quizás en el ejercicio único y fundamental de entenderme de una buena vez.
 Quien sabe, quizás es ese afán exquisito de plasmar en letras las ganas que tengo de volver a sentirme viva que aún no pierdo.
Quien sabe, la cosa es que hoy vuelvo a escribir y quería plasmarlo de alguna manera. 

jueves, 1 de agosto de 2013

Mientras...

Mientras yo tecleo en mi IPhone, lo más probable es que tu duermes, vencido por un día de trabajo, por los quehaceres o la rutina. Nunca se te dio bien el desvelo, aún en esos tiempos de correría, lo que es yo permanecí insomne, destrabando recuerdos y una que otra de las melancolías que llegan al alba.

Mientras tecleo en este aparato se me vienen recuerdos idiotas. Al igual que el texto predictivo, creo que es la costumbre, y es entonces cuando apago el cigarro, cepillo mis dientes - Cada vez soporto menos el olor al tabaco - y restriego mentiras para encontrar unas que otras verdades. Ya no estas y no tengo frío, pero de vez en cuando se me hielan las manos, haciendo gala de ondas polares que de vez en vez
azotan mi cabeza. Y es que el recuerdo tiene horas insólitas, justo al terminar mi trabajo y el reloj marca el final del nuevo día.

Y se me escapa el " Que será de ti" lleno de sueño, con bostezos que reclaman a gritos por estar despiertos. Mientras una canción de cuna los llama despacio, en esta noche de desempolvar historias.
Y es así como termina la noche en busca de un nuevo día. Dejo mis dedos cansados, que bailan ante el click de las letras, duermo dos horas, o si estoy de suerte tres, y vuelvo al cotidiano desde hace tiempo, donde tu ya no existes y no tengo excusas para seguir tecleando en este teléfono. 

sábado, 22 de septiembre de 2012

X.O.X.O Gossip Girl


Cuando ya me resignaba a un inminente final, guardando los tacones y el sueño de llegar a ser una "It Girl" algo antiguo volvió a pasar. Y es que ante la señal de un mensaje telefónico he vuelto a recuperar la vida. Ella, la más chismosa de todo el planeta decidió regresar, y yo feliz la espero, no sin un poco de curiosidad sobre qué cosas podrían suceder. 

Así es chicas, nuestra Gossip Girl regresa en gloria y majestad para una sexta temporada que nos trae como novedad detrás del plató, a una Blake Lively recientemente casada (al menos eso se dice) y la contratación estable de la siempre estilosa Ivi Dickens como personaje estable dentro de la trama. Tan importante es este arribo que ya tiene fecha,: 8 de octubrede 2012 en el canal Cosmopolitan.tv (o en nuestro siempre adorado darkville o distribuidor local, con una sexta temporada que marca el final de la serie de televisión.

Y como siempre, antes de la llegada mucho da para especular. Sobre todo, cuando la Quinta temporada concluyó con unos personajes mucho más maduros, pero retomando las mismas vidas que tenían antes de comenzar la aventura por el Upper East Side. Lilie divorciada de Mr Humprhey, decidiéndose por el poder y el dinero de Bart Bass,  Blair terminando su tonta relación con el Chico Solitario (no hubo capítulos más insufribles que esos) para correr en busca de Chuck, mientras que Dan peleado a muerte con Serena, invitándola a salir de su vida para siempre, consigue que la blonda protagonista se retire de la ciudad en un tren con rumbo desconocido, recuperando vicios pasados. No sé a ustedes, pero esa escena en particular  me recordó el otrora primer capítulo de la primera temporada. Al menos en mi opinión, si la serie hubiese terminado así, hubiese sido un final redondo.

El caso es que continúa y h
oy por hoy se especula que los primeros capítulos giran en torno a la primogénita de los Van der Woodsen que es encontrada desmayada en un vagón del mismo tren, con la nariz sangrante en señal de sobredósis.  Otro gran misterio es acerca de lo que está realmente está pasando en la relación Bass- Waldorf, y sí realmente el amor logró vencer dejando atrás tanta agua bajo el puente, además de la interrogante acerca de qué pasará finalmente con el Imperio Bass.  Otra novedad es que la insufrible Jane (hermana de Dan para quienes no se acuerdan) regresa desde los suburbios para retomar su venganza contra Blair y Dan hará lo suyo, volviéndose a una faceta mucho más oscura que años anteriores. 

Yo no sé, pero cada vez extraño más esas épocas de colegio en que,  mediante una trama sencilla y caricaturizadamente clasista "La reina cotilla" (Como le dicen en los doblajes españolísimos) hacía de las suyas en fiestas del jet set. Hoy por hoy la cosa está bastante más que sórdida, con conspiraciones, cambiadas de parejas, muertos que no estaban muertos, por lo que tendría que suceder un completo milagro para que las cosas retomaran el cauce normal. En fin, sea como sea, es la última temporada y siempre es bueno sentarse a disfrutar de un poco de glamour, sobre todo si ya sabemos de antemano que la serie nos dice adiós.

Mi terapia y yo

No estoy muy convencida realmente, pero en este estado siempre me resultan mejor las cosas. No sé por qué será, pero dicen que el exceso de entusiasmo en ocasiones exacerba el resultado, y a mí me gustan más las cosas limpias. No soy de plumas ni de tanto accesorio, creo en eso de tener lo justo y necesario encima, tanto en mi ropa, mi maquillaje y en mi vida.

Es así como sin más puedo decir que estoy absolutamente enamorada de mi terapia, esa que partió por temas bastante ingratos y hoy me tiene saltando en un pie, emocionada por llegar a tocar ESE tema que en mayúsculas indica que no es para nada tratable. 

Y es que una hora basta para entender que pese a hablar fuerte soy introvertida, que tengo capacidad de hacer mil cosas a la vez, y que la inseguridad es la única cosa que me ata a hacer cosas que no quiero. Que no "me faltan tantos palos para el puente" como yo pensaba y que realmente toda aquella "cabra que se fue al cerro", terminó volviendo, aburrida de no encontrar cobijo ni pasto en otro lugar.


No sé, a veces creo que la gente subestima ciertas cosas y entre ellas está sentarse frente a alguien a hablar de lo humano y lo divino. No indago en las razones porque no las comprendo, en mi caso siento que es tan rico escucharse hablar y llegar a conclusiones tan brillantes que deberían ser escritas en un libro. 

Claro que a veces para llegar a ella debe existir alguna buena razón. La mía fue un colosal Trastorno de Ansiedad y crisis de angustia por montón. Pero me gusta fantasear con qué habría pasado si no hubiese tenido que lidiar con esta situación. Ingrato o no sirvió, hoy no soy la misma de otro tiempo. Quizás es un ejemplo muy extremo, pero me agradaría que no tuviera que existir ningún motivo particular para tomar esta decisión.

La cosa es así, sencilla, sin bombos ni platillos. Pero todo lo que se descubre debajo del agua es inmensamente fascinante: Hablo de matices, de búsquedas, de sueños, de limitaciones y por sobre todo, del real reflejo que yo misma debiese ver, sin tapujos ni opiniones de terceros.

No quiero intentar convencer a nadie que tome la primera hora posible el día lunes en el primer centro médico que encuentre. Es más, sigo sin convencerme al cien por ciento de qué pretendo con este escrito. Bueno, en realidad sí... desahogar una de las experiencias más gratas que he tenido por varios años, teniendo claro además que al ser todo cíclico llegará un día que no esté. Que la extrañaré, pero que a ciencia cierta, nada será lo mismo, porque desde hace tiempo me veo viendo las cosas con un cristal completamente distinto, y solo ese hecho ha valido la pena.



viernes, 17 de febrero de 2012

Quizás es momento de caminar

Siempre fue radiante pero hoy lo estaba más. Cansada, entaconada y perfecta, logró caminar las cinco cuadras que separan su casa de la oficina con un nuevo aire en el rostro. Sí, éste había sido un tiempo duro, al igual que muchos, y pese a que siempre supo como controlarlos éste al parecer le había quedado grande.

Y es que la ventolera fue tal que había desordenado absolutamente todo. Su vida, su aire, su calma, sus cosas. Recuerdos y demases se agolpaban contra el piso, y el terremoto había sido tan fuerte en el piso once, donde se ubicaba su departamento, que había botado todo aquello que un día guardó. Cartas, fotografías y regalos, que con el paso del tiempo olvidó.  Era necesario parar, aunque no siempre se sabe cuál es la forma correcta. Y fue ahí donde empezó el pánico.

Fue ahí donde detenerse se convirtió en una premisa que la llevó a tapiar ventanas, no sin antes refugiarse en sí misma para sacar algo en limpio. Ejecutiva como muchas, sabía que la "causa y efecto" lograban sacar de una crísis cientos de oportunidades. Dicho y hecho, esto fue aplicado y sus largas uñas de manicure perfecta comenzaron a escribir una línea.


Eran las tres de la mañana y comenzaba su tarea. Sentada frente al ordenador, no hacía más que llorar. El desorden de su casa no fue un impedimento para realizar la tarea desde hace tantos años pospuesta. Era el tipo de momento de esos que, cuando llegan, no aceptan excusa que valga con tal de comenzar.


"Querido papá..." empezó escribiendo, para comenzar a vomitar sentimientos en una pantalla. Dolor, desamparo, tristeza y viejos recuerdos fueron dando vida a una hermosa carta que él ya no leería. El había partido hace varios años, pero ese ejercicio logró hacerla sentirlo aún tan cerca como antes.


Cinco de la mañana, la carta estaba terminada. Fue entonces que con los ojos hinchados y pañuelos desechables repartidos por todo su escritorio sonrío. Tomó su computadora, la cerró y fue en busca de pala y escoba. Limpió todo con su rapidez característica, armó una maleta y echó todo lo necesario. Escribió un correo electrónico a sus jefes y miró hacia el cielo confiada. "Quizás es momento de caminar", dijo.  Tomó la mano de su padre, como cuando era pequeña, abrió la puerta y salió.

lunes, 2 de enero de 2012

Vuelvo

Dos de enero y vuelvo a escribir como nunca debí haber dejado. Será porque es verano, porque tengo algo de cansancio, o porque un dejo de tristeza siempre asoma por estos lados en esta fecha.
Dicen que escribo bien, sobre todo cuando el alma se me estruja. Hace calor y hace un poco de frío, mis manos me queman y mis yemas pasean heladas por el techado.  Son lo único frío por estos lados, helar mi corazón es inútil, aunque lo intento él está hecho de puro fuego.
Helar el pasado siempre sirve, hasta que encuentras inspiración cuando el verano derrite un poco de ese hielo.

Y es aquí cuando vuelvo, que mi alma se estruja un poco. Me recuerda cuanto me falta y me asusta con épocas añejas. No soy yo, es ese mapa que se me perdió algún día y hoy encuentro empolvado. No soy yo, son los fantasmas que se van de vacaciones y están revolviendo todo el lugar, para empacar las maletas que decidieron llevarse. No soy yo, o quizás así lo sea, estoy algo programada para volver de vez en cuando.

Pasa que el tiempo pasa y que las hojas de otoño ya no están porque es enero. Que las flores se marchitan de calor quemante, y en la espera de una brisa, en ocasiones el pecho se aprieta de melancolía.

Pasa que cuando te quiebras, solamente el tiempo compone la fractura. Y cuando la miras mediante algún microscopio, queda siempre aquella marca que te indica donde fue el golpe de oreja.

Porque vuelvo es porque quiero, pegar un poco en estas líneas de lo que fui y ya no estoy siendo. Repasar fotos añejas para luego remodelar mi alma y pintarla de los mismos colores brillantes con que pinto mis uñas. Dejar atrás el gris es cosa difícil para una chica como yo. Dejár atrás la risa es imposible , y es que estoy dibujada con ambos matices que se hacen uno.

Y es que vuelvo y pretendo volver a menudo. Porque el alma se me hiela cuando no escribo. Porque entendí que no importa una ausencia ni una presencia, sino que es el aire el que tiene que traer sus letras. Para olvidar recordando, porque sino no es olvido. Para llorar cantando, para que el camino haya valido la pena.

Y hoy, que es dos de enero tengo el alma un poco compungida. Así que me siento frente al teclado y decido que es momento para volver durante un rato.

domingo, 8 de mayo de 2011

Ella...


Ella es tan dulce como lo más dulce que existe en el mundo, aunque un poco dura cuando debe serlo. Todavía juega, y me recuerda que debo hacerlo, adivinando dibujos en las nubes, o persiguiendo mariposas blancas en un jardín que sueña tener, algún día, repleto de angelitos.


Ella es tierna pero firme y un poco terca. Nunca encontré mejor mezcla entre miel y fortaleza.

Es una niña que se ríe de las cosas más simples, capaz de deshacer los problemas, poco a poco, con solo mirarlos.
Se taima fácil, pero aguanta todo. Y es capaz de pasar horas completas esperando un abrazo de vuelta, en silencio después de una pelea.

Saca lo mejor de mí porque me quiere, y si yo no la quisiera tanto, en ocasiones quizás terminaríamos matándonos.

Me cuida como su tesoro más preciado, y sin ella te juro que yo no vivo.

Porque es mi amiga y mi soporte. Desde la sopa de pollo cuando estoy enferma, hasta el abrazo más firme en los momentos duros.
Porque me enseña a creer todos los días, que el rencor realmente no existe cuando el amor es más grande que cualquier drama momentáneo.

Es el corazón más puro que conozco, y el más valiente, que me enseña calladito, sin siquiera saber lo mucho que aprendo paso a paso.

Porque es la mujer que yo más amo en esta tierra. La que aun me hace sentir un bebito y de la que no quisiera separarme nunca. 
La que orgullosa de lo que escribo, me impulsa a cumplir montones de sueños, que poco a poco se materializan y que son completamente dedicados a ti.

Porque eres mi mamita, porque te amo y hoy es tu día.

Porque en este, mi idioma para decir las cosas, quiero desearte el mejor de los días, porque tú me regalas desde hace 27 años la más hermosa vida.