martes, 14 de septiembre de 2010

Pasatiempo raro


Las mañanas me ponen creativa sobre todo las que involucran viajes en metro " a la antigua" (sin apretujones ni transantiaguinismos por el estilo) y en mi horario actual poco hay de rutina y algo hay de mañanas.
09:00 y desayuno alguna cosa, que pretendo no se caiga en el camino. Los café con crema auguran algo también. Me recuerdan a Perú, a esas noches sin alcohol y sin dormir, al camineo excesivo y al constante no entender por qué no era felíz al cien con tan hermoso regalo.

Las mañanas y el café me recuerdan muchas cosas. Cerrémoslo en eso, para no acabar con la primera posibilidad que me doy de despertar despejada y no idiota, incluso por iniciativa propoia, antes de que suene el ringtone de Dawson's Creek que tengo como alarma.

Las mañanas me recuerdan a él, pero como dije que no hablaría más al respecto, lo dejaremos ahí.
Estación los Presidentes y yo me pregunto de qué presidente estamos hablando. Metro avanzando, yo escribiendo y la gente mirándome fijo. Cero disimulo y todas las ganas del mundo de saber que mierda hace esa chiquilla, tan flaca como el lápiz que sostiene. Lo siento, soy atípica y en esta era de Blackberries bien vale un papel que recibe el bailoteo de una romántica tinca Bic azúl.
Es raro, yo lo sé. Pero qué quiere que haga si no tengo nada que leer, nada que estudiar, nada en qué pensar. Qué quiere que le haga si me encanta escribir, contar y requete contar. Y justo ahora que me pasó algo grande no pretendo despreciar la oportunidad.

¿En qué iba? Ah sí, en que no me gustan las mañanas, porque recuerdo y produzco, en que quiero contar algo ahora que por fin pasó algo que puede ayudar a muchos otros que les haya pasado igual, que me gusta el café con crema porque recuerdo, y me carga por la misma razón. Que la gente del metro es muy mirona y que el vagón avanza raudo a destino.

Metro Plaza Egaña, y la gente se aburrió de mirar. Quizás esperaban una declamación o una acción de arte Bicentenaria. Pero no. Solamente tengo un pasatiempo raro.
Raro porque absolutamente nadie escribe en el metro,
raro porque es mi pasatiempo más antiguo, mi profesión y mi futuro.
Raro para el resto, porque para mi es extremadamente normal y necesario.
Aunque no por eso me cargan menos las mañanas.

4 comentarios:

Luis Cano Ruiz dijo...

Lo que la mayoría de la gente no puede entender.
La televisión no es el motor de nuestra imaginadión, y para nosotros el mundo no avanza a pasos tan agingantados como para entender que un bolígrafo quede obsoleto.

Somos de otra pasta y por eso escribimos de otra forma.

Cuídate.

aapayés dijo...

Siempre que me quedo por tu espacio, navego en tus letras, el tiempo lo permite..

Un gusto leerte siempre..


Un abrazo
Con mis
Saludos fraternos de siempre..

Gab dijo...

yo escribo en el metro también! =)
y leo y estudio y lo hago parecer una oficina ambulante ^^

saludos!

Yoya_28 dijo...

Me encanto tu blog Carolita, mxo éxito en todo.