Soy extraña...

Soy extraña porque me junto con gente extraña, hablamos de cosas extrañas y tomo te de manera extraña. Extrañamente querré más de lo necesario, y me extraña que haya quienes no prefieran puestas de sol a tener muchas cosas. Me extraña sí, porque soy extraña y me gustan los paseos entre tierra y cielo. Aunque en ocasiones se me olvida y extraño eso de sentirme solamente humana.

Me pregunto como lo hacen para acaparar oro plata y mira. Mirar a la luna jurando que algún día habrán paseos en avión, mientras yo prefiero colgarla en mi patio para que todos la vean y escribirle canciones sentidas.

Mientras tanto me paseo entre tierra y cielo,solamente cerrando los ojos y escuchando ese amor que se cuela entre mis dedos y le da forma a paisajes impensables. Desde entonces entiendo todo mejor.

Me cuesta entender esa pasión de mirar la superficie, de no amar con locura lo que hacen y hacer con amor lo que se debe. Me parece impensable no llorar con cada injusticia, que la vida dura duela, y que el dolor se convierta en ganas de hacer algo distinto. No soy una loca idealista, solo se que soy algo sensible.

Mientras tanto me paseo entre tierra y cielo, entendiendo que la vida no es como la enseñan y que hay más luz en la propia noche que en un montón de farolas encendidas, importadas de quien sabe donde. Desde entonces tengo el corazón más calmado.

Me cuesta aceptar que no todos entienden a lo que me refiero, pero me consuelo sabiendo que habemos más locos sueltos mirando las nubes, dibujando corazones en la arena, caminando descalzos entre derivas.

Mientras tanto me paseo entre tierra y cielo, en una nave que no usa motores ni marcas. Cierro los ojos y ese con el que añoré hablar durante toda la vida me besa la frente. Le pregunto, me contesta, me dice que soy extraña, como algunas cosas extrañas más que van quedando en esta tierra. Y puedo jurarle, que extrañamente soy feliz. Desde ese entonces soy más feliz que muchos, incluso más que yo misma.