No hay nada más triste que escuchar a ángeles chocar mientras pasan. Solos tú y él y nada más que la nada.Cuando pasa el tiempo y las mariposas no siguen allí donde las dejaste es cuando te das cuenta de que todo se termina.Es en ese preciso momento, a las dos y media de la tarde, en que te das cuenta que encierras un muerto, y que no queda nada más que una despedida.
Sentados frente a frente no se miraban.Solos en el mundo, y el Parque Forestal repleto. Angeles chocando en un silencio perpetuo. Sin miradas, sin palabras, sin reproches y con la nada.
No había nada de que hablar, no lo hacían. No había que verse a los ojos porque ambos quedaron ciegos desde hace rato.
Ella llora, la voz de él tirita. Cómo quería abrazarla, deshojando recovecos de costumbre.
Yo los miraba desde lejos, haciendo como que leo, escondida en mi cigarrillo.
El juega con sus zapatos, ella trenza su cabello por quinta vez en dos minutos.
Ella nerviosa, él muy triste. Ellos con miedo.
Piensan sin quererlo en ese "Sí" rotundo de hace años. Castillos de arena pensados como roca. Ideales rotos por hacerlo tan ideal.
Un año de besos, dos de promesas, medio de culpas, cinco de odio.
Gritos, platos, sueños rotos. Todo se había terminado.
Ella reclama ausencias, él no la escucha porque ya está ausente.
Ella quiere huir, pero estaba retenida a su lado.
Ella quiere huir, pero estaba retenida a su lado.
Ella quiere gritar, pero la calle la enmudece de vez en cuando.
Un beso en la frente de esos que duelen.
Un abrazo eterno, de esos que queman.
Cada uno hacia su lado, no había más que hacer, todo se había acabado, mi cigarrillo también.
15 comentarios:
Brillante micro-relato Carolina. De esos buenos que animan a escribir una poesía en su nombre.
Cuídate.
No hay nada que duela mas que cuando algo muy importante termina y no sabes ni por qué, pero si sabes que la separación durará para siempre
Súper bien.
Sí.
Tristemente redondo.
Besos, me gusta leerte
Hermoso relato, tan cierto como la vida misma, tan triste y doloroso como cualquier despedida.
Me ha encantado leerte, como siempre!!
Mil besititos cielo y mil gracias por pasar por mi rinconcito y formar parte de mi fiesta de cumpleaños!!
Cuidate mucho
Buenísimo relato Carolina. Mientras lo leía, pensaba en cuantas historias alberga aquel añejo parque. Fue ahí en donde me dieron el SI que me cambió la vida, y fue ahí en donde disfruté de tardes inolvidables.
No hay nada mejor que saber observar, y escuchar.
Cristián.
Simplemente creo que la rutina en los pisos no es rutina jaja hay tanta gente y tantas cosas extrañas en las que uno puede fijarse, que asombra.
Un abrazo!
¡¡Qué bonita es la metáfora del silencio de ángeles chocando!!
He leído mi historia escrita por letras ajenas. Y las lágrimas me han sabido más a sal que la última vez. Y quizás, menos que la próxima.
Beso de adiós,
J.
Buenísimo, me erizó la piel.
Gracias por tu visita.
Un beso Carolina
Cargaste de imagenes mi retina,de recuerdos mi cabeza;por un momento no se si me transforme en ese libro con el que hacias que leias, pero creo haber observado junto a ti esa despedida...
Muy bueno!
Un abrazo.
Ya dice mi madre que no me enamoré, que luego me quedaran un montón de recuerdos de los que no seré capaz de desprenderme jamás.
Un saludo, me ha gustado leerte:)
Gracias!
Yo espero tu proximo texto =)
Estoy de acuerdo con Ladron de Guevara. Un buen microrelato
Odio las despedidas. Me dejan siempre temblando. Gracias, muchacha, por las palabras de aliento que le dedicaste a mi amiga Raquel. Fuiste muy amable. Espero que estés muy bien. Ya veo por tus textos que estás en plena forma. Je, je, je. Abrazos. Cuídate.
Encantador blog el tuyo. Un placer haberme pasado por aquí.
Saludos y un abrazo
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