viernes, 23 de octubre de 2009

¿Dónde estoy?


Qué alguien me diga si te vio pasar por la calle.
Que alguien me diga si aun respiras.
Porque yo te respiro,
porque todavía te huelo cada 11 de septiembre con más fuerza que el primero de enero.



Desaparecí hace 27 años, no me queda nombre ni ganas de que me nombren. Mi voz se gastó entre golpes y confesiones que no pude dar. Quería un Chile justo y quedé justo en el medio del dolor.Llámame Juan aunque no tengo nombre. Llámame Juan aunque ni siquiera recuerdo quien soy. Llámame Juan, sólo por nombrarme de alguna manera, si hasta mi pasado se llevaron, mi presente puede ser claramente imaginado.
Cambió todo esa mañana. Lo que más siento es no haberte dicho adiós. Quién iba a saber que no vería más tu carita. Tu cuna debe ser una cama; mi niña, toda una mujer. Tus sueños de lucha, iguales a los de tu padre.
Estoy seguro de que te contaron quien soy. Estoy seguro que algo de orgullo te queda para mi recuerdo.
Siempre recuerdo lo peor de aquél día. Esa tarde donde me llevaron. No sabía, y me obligaban a saber. Golpe a golpe tenía que confesar algo. ¿Qué era? Nadie me lo dijo. Nunca milité en ningún partido, sólo lo elegí a él, como tantos otros, para cambiar “a Chile y su destino”.Sangre en mis manos, heridas en mi alma. Democracia quebrada y uniforme que causaban espanto. Eran lobos en piel de oveja, mi padre lo había advertido.
Fueron casi seis meses “mi negra”. Hambre, frío y miedo. Cada día despertaba con esas ganas de morir, solamente eras tú lo que me impulsaba a salir de ahí.Sí, justamente de ahí. Donde ahora se juegan partidos grandes. Donde torturaron a cientos de personas, que cómo yo, no sabíamos nada. No me la pude, pero yo me la quería poder.
No viví, pero sé que vivo en tu recuerdo.
No tengo tumba, ni voz, ni gritos para legarte. Sólo mi despedida, un tanto tarde en esta carta.Desaparecí hace 27 años, no me queda nombre ni ganas de que me nombren. Mi voz se gastó entre golpes y confesiones que no pude dar. Quería un Chile justo y quedé justo en el medio del dolor.
¿Dónde estás tú? Luchando por un mundo distinto. Siéntate mi niña y escucha, aprende todo por lo que luchas. No vaya a ser que un día te lleven a ti también, igual que a mi, por no saber.

11 comentarios:

La sonrisa de Hiperion dijo...

Encantador blog el tuyo, un placer haberme pasado por tu espacio.

Saludos y un abrazo desde el otro lado del charco.

Carla dijo...

increíble tu texto, la verdad es que em he qeudado con ganas de saber más.
Muchas cosas han pasado en onces de setiembre ( y muchas más que seguro que se nos escapan).

Un beso enorme

Luis Cano Ruiz dijo...

Gracias por este relato, pues necesitamos aprender y conocer más de lo que sabemos y conocemos.

Cuídate.

virgi dijo...

Muy, muy emocionante.
Me ha tocado el corazón y el trozo que aún, los de nuestra edad, conservamos de admiración a ese pueblo sufrido.
Un abrazo grande

Miguel Baquero dijo...

Un abrazo a todos los que, como tú, recuerdan

Fidias dijo...

La verdad es que es triste que existamos mientras alguien nos recuerda... porque es dificil que te recuerden y más aún morirte sabiendo que lo harán

Ely dijo...

Que lindo post!
Me gusto mucho, besos.

Martín dijo...

Muy ilustrativo... La maldición de los 11S. Buen texto, te felicito!!!

Rodolfo Serrano dijo...

Un texto conmovedor. Y doloroso. Y necesario

My dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Maravilloso blog, un absoluto placer.