miércoles, 9 de junio de 2010

Aseo obligatorio


Creer que la limpieza es una cosa obsoleta es el peor error. Créeme que yo así lo creo, porque de tanto acumular en ocasiones ya no cabe nada, porque de tanto no llorar, las lágrimas se quedan encerradas en el pecho golpeando por salir y, peor aun, no les importa tiempo ni lugar, donde tirarse para que el resto chapotee en ellas.
Es cosa de tiempo o de escuchar al tiempo un rato, para decidirse.
Es de valientes esto de tomar escoba, pala y plumero.
Nunca sabes con lo que te vas a encontrar, y puede que el polvo acumulado en tanta historia salte a tus pulmones provocando una terrible tos.

Y aquí estoy de nuevo, disculpe usted mi ingratitud, pero el tiempo no estuvo bueno y se puso a llover, por fuera y por dentro, anegando casa, ciudad, auto, ropa nueva y vieja, sueños, ilusiones y una que otra historia que empezaba a merodear o terminaba de hacerlo.
Puede que usted se extrañe, pensando que no salió nada de eso en las noticias. Pero en realidad todos los días pasa algo así y los corazones no son tema del Telediario.

Y aquí estamos, después de que la tormenta pasó. Tomando escoba y pala, plumero y desinfectantes varios. Pasó un huracán sin nombre ni apellido, sin Rut y sin sorpresas, me dejó tambaleando el cuarto, y nunca más supe donde iba ordenada cada cosa.

Te imaginarás como fue marzo, intentando siquiera entrar a los cuartos. Te imaginarás como fue febrero, con tanta duda de por qué se había caído hasta mi risa. Quizás te de una idea de cómo fue abril, lentamente asimilando y recogiendo ciertos trozos de ciertas cosas.

Libros por todos lados, recuerdos e historias inconclusas, una que otra foto que arañó más de la cuenta, uno que otro sueño que escondido entre tanto papel gritaba para que lo reencontrara.

Y a mi que me carga el desorden, empecé a desesperarme.
Grité y lloré y me dieron ganas de tomar un bus a mirar el mar para aquietar diez minutos.
Lo hice, no sirvió, siempre que se huye se regresa al mismo sitio donde todo está intacto.

Resignada y con los ojos hinchados decidí tomar cartas en el asunto. Guardé en diez mil bolsas, diez mil recuerdos que ya no sirven. No sin antes tomarles un par de fotos para recordar con nostalgia en esos días de lluvia cuando escucho a Serrano.

Faltaron repisas, faltaba aire, faltaban lugares y sobraban cachivaches. Armé repisas, respiré más hondo, me inventé lugares y regalé lo que sería útil para otros.

Barrí como loca, lloré otro poco, alegué porque no merecía tal desorden y después recordé cuánto quise remodelar pensando en que quizás ya era hora.

Justo ahí dejó de inundarse todo y ese huracán sin nombre ni apellido se fue volando a molestar a alguien más. Pinté mi pared amarilla con blanco invierno y dibujé corazones, un gato y una frase en tonos morados. Me pinté las uñas de colores fuertes, y noté que me reía con más ganas.
Enceré y pasé pañitos por todos lados donde quedaba polvo, y cuando terminé encendí el incienso de rigor para dar gracias por la oportunidad.

Y ahora que está todo ordenado, puedo jurar que no será para siempre. Que puedo pillarme otro desorden de los grandes. Pero da lo mismo,
ya compré la escoba, la pala, bolsas y desinfectantes; el incienso lo tengo a destajo y a diario ordeno lo que se desordena y aprovecho de botar cosas inútiles.
¿Por qué cuento todo esto con tanto detalle?
Porque vuelvo a invitarte a mi casa, porque vuelvo a vivir en ella...



foto: Paulina Bustamante Cornejo

6 comentarios:

Monica Binsou dijo...

Ame encontrar ese
..."puedo jurar que no sera para siempre"...
Siempre hay un huracan esperando colarse por algun rincon de nuestra casa, hacer de las suyas...traer la calma despues de tanto torbellino, o irse dejando desorden por reacomodar, pero un corazon, perdón quise decir casa,que se sabe proximo a un nuevo desorden, es una puerta abierta...perdon quise decir un corazon a volver a intentarlo.jajaja!
Me encanto tu texto,maravilloso! Te espero por mis blogs cuando quieras! un abrazo!

Miguel Baquero dijo...

Me alegro de que estés de vuelta, y espero que hayas dejado la casa bien barrida y ordenada... como tú dices, para volverla a poner patas arriba

Luis Cano Ruiz dijo...

Creo que entiendo perfectamente lo que dices. Este año he visto a mi hermano pasar por lo mismo.

Pero al final se sale de todo, y se respira nuevamente aire limpio.

Cuídate.

Eme dijo...

En la vida siempre nos encontraremos con huracanes sin nombre, es importante no dejar de caerse, sino entender que debemos levantarnos*

Porque en el suelo, no hacemos mucha cosa*

besosdulces y enhorabuena por tu pared*

Bárbara dijo...

wow!! sin palabras, asi como yo vomito sentimientos, me siento orgullosa que vomites desorden...

quizas la palabra vomito no es linda... pero se hace necesaria de vez en cuanto...

amo mucho amiga mia!!

Fer dijo...

las cosas no pasan porque si, un ejemplo:
Estaba buscando algo en la red y me sale este tema de Cortez:
http://www.youtube.com/watch?v=vNaHXxaGZDk y me pongo a pensar en lo que yo tiraría al agua, luego voy a mi blog y te me apareces ordenando la casa y bien; nada ocurre porque si.
Voy al orden también, voy botar cosas al río y me río, todo comienza otra vez.
cariños y fuerza (esperanza mas bien)