Cuando está oscuro...

Sí, cuando todo está oscuro las cosas brillan mejor, y entre acierto y desacierto solo faltan un par de certezas para terminar el día e irse a la cama.
Me gusta la noche cuando brilla, también me gustan los claros de luna y ver calles vacías, con risas que suenan a lo lejos, ventanas que se apagan para poder mirar mejor.
Me gusta la magia de ese recuerdo, cuando recuerdo que no es de día; que durante las noches todo es posible, y que posiblemente podré vencerme a mí misma e ir a buscarlo.
Que idiota me ponen las noches, cuando vuelvo a sentir tu mano en mi cintura, cuando creo tenerte recorriendo mi pelo con tus dedos, cuando dejo mi orgullo guardado, para decirte tantas cosas.

Sí, cuando todo está oscuro te recuerdo, y es que el día no alcanza para nada. Pienso en ti y me dueles, o me agradas, según lo que pase y según lo que sueñe.
Creo tenerte sentado al frente de una copa, la otra copa mirándome a mí, y un reloj desenchufado para que no marque ningún tipo de hora. Con teléfonos apagados para que nadie interrumpa, con la cuota de besos que se renueva, cada vez que vuelve a acostarse el sol.

Sí, creo que me gusta la noche porque te tengo. Aunque sea de mentira, aunque no llegues y ni siquiera quizás te acuerdes. Sólo sé que cuando todo está oscuro las cosas brillan mejor, y entre acierto y desacierto sólo faltas tú para terminar el día, con un beso y sentirte mío hasta que amanezca.