Que no te extrañe que cuando extrañes comiences a escribir,
frases cortas, inconexas, casi brutas, que no signifiquen nada hasta que sí lo hagan.
Que no te extrañe que cuando extrañes comiences a hablarle al espejo,
tan fuerte y con tanta convicción, que el mundo crea que te volviste loco..
Que no te extrañe que te recuerde tanto todavía....
y que te extrañe tanto además.
"Abríguese los riñones" decía, y para mí era como el cielo. De eso ya hace algunos años. Unos quince, unos diez. Lo mío nunca han sido los números.
Nunca más vi mujer tan perfecta. Desde hace dos años puedo asegurarlo. Lentes grandes, ojos vivos, y una sonrisa de muñeca que a veces veo sonreírme en el espejo.
No es que sea la mía. Ni aspiro a ser así de bella. Es ella la que aparece juguetona, algunas veces en mi reflejo.
Pelo largo, hasta la cintura, dócilmente enrollado en un moño. Llena de pinches negros, de esos de bailarina. Tan estratégicamente ubicados, que nadie supo nunca que los tenía. Yo sí, y es que cada vez que podía me ponía a espiarla... Sobre todo en su ritual matutino.
Labios rojos, uñas rosadas, delantal de flores en los días hábiles, y en otros días chalecos y trajes bien calzados. Medias a juego, nada al azar.
Todo en ella era elegante, todo en ella era ternura.
Todo en ella era elegante, todo en ella era ternura.
"¿Cómo estás?" Me repite cuando voy tomando el metro camino a alguna entrevista. "Bien, y tú" respondo ahora casi sin asombro. Me acostumbré a toda esa locura, y decidió volverse loca conmigo y contarme algunas cosas en ocasiones.
Nunca vi mujer más hermosa, sobre todo en su té de media mañana. Sorbo a sorbo contaba historias cuando pasaba después de la Universidad. De esas que aburren al impaciente. De esas que repetía y repetía, cada vez con menos detalle porque los iba olvidando. De esas que me encantaban porque eran casi canciones, y yo ya sabía final y melodía.
"Viejo abróchate la camisa", le gritaba a él y yo reía. "Viejo compra el pan, mira que es tarde", "Viejo abrígate que hace frío".
El viejo no decía nada. Camisa abrochada recogía el pan caliente y se abrigaba aún con treinta grados.
Nunca vi nada más hermoso como todas las noches cuando cepillaba su pelo. Desmarcaba su sonrisa y rezaba al santo de turno. No quería tomar remedios, "¿Para qué, si de algo hay que morirse", repetía y se reía.
Se reía siempre y de todo. De mis mañas de niña chica, de mis chistes, de la velocidad de mis palabras, de su "cabeza de huevo revuelto" que el tiempo revolvió un poco más de la cuenta. De las ganas con la que le contaba algunas de mis cosas, de las veces que me curó alguna herida y que años después, recordábamos tomando un té después de almuerzo.
Nunca estuve más triste cuando dijo que se iba. Dejó la cartera colgada, las medias y los delantales. Quiso convencerme de que iba de viaje, mientras abría la ventana y se escapaba a esa estrella que miro cuando fumo en la ventana.Lloré hasta que no quedaron ganas. La extrañé hasta que se me hizo costumbre. Me acostumbré a sentirla a mi lado y ahí supe que no estaba tan lejana.
Nunca más vi mujer tan perfecta, tampoco olí esas galletas o algún postre de manzana comparable.
Nunca más vi su sonrisa de muñeca enfrentándose al espejo. Nunca más pude seguir espiándola.
Hablo de tenerla al frente mío,
hablo de sentir su aroma a flores.
Porque sigo viéndola todo el tiempo un ratito.
Cuando aliso mi largo pelo negro,
cuando pinto mi boca de algún color mate,
cuando le da por ponerse traviesa y colarse por la ventana de mi cuarto,
a conversar conmigo un rato y venir a saludarme en el espejo.
10 comentarios:
Me hiciste llorar, y mucho, mucho mucho.
Me hiciste acordar a mis abuelos, él murio hace ya unso cuantos años... ella tan perfecta, tan sonriente, tan compañera...se niega a dejar de estar a nuestro aldo.
Un abrazo desde Neiqien, argentina
Mientras nos recuerden, seguimos vivos.
Un saludo
Gracias por tus palabras, y por hacer posible que pudiera encontrarte tambien. Desde un mundo ahora extranyo lejos de casi todo y nunca tan cerca de mi a la vez... te mando un beso de admiracion y una sonrisa de esperanza.
Recuerdo mis abuelos, cada uno mas anciano que el otro (de los 93 a los 100 años, ahi murio el mas joven, ahi murio el mas viejo). En verdad que en la memoria es donde continuan viviendo. Bella entrada y bello blog.
Saludos.
-L.
http://diariomalnacido.blogspot.com
http://orgasmo-agridulce.blogspot.com
Ternura y nostalgia. Y un estilo inmejorable
Creo que no ha tenido mejor regalo que tus palabras, preciosas y sencillas, bonitas y agradables como seria ella.
Has ganado un lector
Hijita querida los buenos momentos jamas se olvidan ,menos nuestros seres amados,sus abuelitos estan felices junto a sus hijos y acompañandonos a nosotros .algun dia disfrutaremos de nuevo de su compañia .y seguro que estan orgullosos de sus nietas preciosas.
estoy orgullosa de ti... como siempre amiga mia!
que bueno es guardar recuerdos tan hermosos, me han dado ganas de conocerla yo tambien.
un beso,may
PD: que bellas palabras, frases...eso es talento
Un precioso texto, CArolina. Un lindo homenae.
Gracias por tu visita a mi blog.
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