jueves, 12 de febrero de 2009

El



Solía creer en blanco y negro, pero tuve que perderme en los matices. Fue ese mismo día, creo que mayo, puede ser junio. Quizás doce o dieciseis. Lo único claro es que eran las seis.
Frío en las manos, música "enchufada" en mis orejas. Un café a medio terminar y yo saliendo del trabajo. Calma por todos lados, menos en el Metro.¡ Cuanto odio subirme a un vagón por esas horas Punta!. Preferí caminar, como todo el tiempo cuando no hay apuro.
Solía sentarme un rato en el Forestal. Me hace bien la brisa y ver pasear a otros. Solía hacerlo sola hasta que llegó a sentarse conmigo.
Ni fuego, ni hora, ni excusas baratas. Sentado a mi lado, miraba las mismas cosas que yo. No entendí, pero me sentí segura. Quise quedarme un rato, pero el tiempo pasaba rápido, y el Metro estaría cada vez más repleto. No me despedí. ¿Para qué? No intercambiamos ni una sola palabra. Es más, no lo miré siquiera. La gente nunca mira lo que da por sentado que está a su lado.
Otro día y veinte más. Siempre sentado a mi vera, esperando quizás no se qué cosa. Con el tiempo quise hablarle, no sirvo para los silencios eternos. Le ofrecí un cigarro, aceptó. Le ofrecí fuego. Me invitó a caminar.
Fue ahí recien cuando vi su cara. No muy distinta a la de cualquier persona. Naríz promedio, cara ovalada, mucho más alto que yo. Brazos fuertes, mirada sabia, ropa azul. Sin muchas palabras, pero con las justas para que yo quisiera que ese camino no terminara nunca.
Paseamos días y noches, y todavía seguimos paseando. Le pregunto me responde, le contesto y me pregunta. Nada ha sido más perfecto.
Pide fuego de vez en cuando, se lo alcanzo con mi mano. Todavía tiemblo cuando se me acerca, y es que nunca encontré tanta magia en otros brazos. Pide cigarros, y le digo que no. Es un vicio de los feos, y no quiero que le de esa tos que me despierta cada mañana. Pide que me quede y yo me rio. Quiero quedarme como nunca antes se me ocurrió que querría. Solía creer en blanco y negro, pero a su lado nada es mucho y todo es nada. Tuve que perderme en los matices, y el gris en ocasiones como ésta, me parece perfecto.

2 comentarios:

Arcángel Mirón dijo...

Justo acabo de escribir sobre los matices.

No hay sólo dos opciones. Y a veces eso que buscamos está en el medio, o cerca del borde, o no es perfecto.
Tu texto me encantó.

Laura dijo...

Maravilloso relato. La descripción ideal del encuentro con la media naranja. Con el equilibrio, con la protecció, con la respuesta a nuestras preguntas y las preguntas que queremos contestar.
Gracias por tu visita. Te enlacé en mi lista porque quiero seguir visitándote.
Mucho gusto