
Y aquí estoy de nuevo, yo que había jurado no volver a pisar ese hospital.
No he comido nada desde hace días, la boca se me seca, las ideas se cruzan.
No estoy loca, solo un poquito triste, pero igual me llevan.
Camisa blanca y un par de palabras vacías.
Quiero hablar, pero no sale palabra alguna de mi boca. Quiero llorar, y eso es lo único que hago. Quiero abrazar, pero araño a todo aquél que viene a visitarme; sobre todo a ella.Momento, tengo que dejar de escribir, toca visita y el doctor viene hacia mí. Sonríe, no es una mala persona.
Yo intento hacerlo en respuesta, pero los músculos de mi cara parecen congelados.- Edad 22. Peso, 50 kilos - me examina lentamente - ¿No que no nos veríamos más por aquí?Intenté explicarle, pero no me salían las palabras. Me inyectó doscientas cosas, mientras yo rompía a llorar. Parecía que me estuviera castigando, quizas me lo merecía.
Una para que descanses, otra para que te relajes; estas dos para que no sigas diciendo cosas que no quieres, una más para que dejes de romperle el corazón a todo el que quiera acercarse. Acarició mi cabeza
" Vas a estar bien chiquilla, es cuestión de tiempo"Intentó hablarme de nuevo, pero los calmantes surtían efectos. Tomó mi mano y se la apreté fuerte. Antes de dormirme solamente pude balbucear " Por favor doctor, ayudeme"
No hay comentarios:
Publicar un comentario